Monday, December 26, 2016

EL ILIBERALISMO Y HOY (2016)

Se reconocía la presencia del “ILIBERALISMO” en geopolítica por lo menos desde la década de los 90’ cuando, en 1997, Fareed Zakaria escribió “The Rise of Illiberal Democracy” para la revista Foreign Affairs. Él advirtió que Estados Unidos debía tratar de contener esta situación siendo un ejemplo de democracia liberal sana pero vemos que la tendencia al iliberalismo ha continuado en gobiernos de diverso pedigrí político y ahora se le suma la intolerancia y el populismo nacionalista en países europeos y otrora bastiones del ejemplo democrático como Estados Unidos. En más países europeos vemos a líderes electos decir cosas que nos pueden parecer una apología de la amedrentación y la intolerancia: Por ejemplo Orban en Hungría prometió construir un estado iliberal mientras (como Trump) dice admirar las posturas fuertes, nacionalistas y autoritarias de Putin. En estos países una parte del electorado frustrado y amedrentado ante ciertos efectos de la globalización y la pérdida de ingresos resulta seducido por discursos que ofrecen soluciones sencillas, prometedoras y nacionalistas. En un país “iliberalista” puede haber democracia, al menos nominalmente y sobre todo para las elecciones; se llega al poder por medio de ella pero una vez en el poder se manipula aún más el apoyo de sectores de la población, se divide a la población, se obtiene el apoyo incondicional de fuerzas del estado y se merman las libertades civiles puesto que se gobierna superando las instrucciones explícitas de separación de poderes, libertad de expresión y demás derechos civiles contenidos en la mayoría de las constituciones. El “iliberalismo” se refiere más específicamente a un abuso del liberalismo constitucional que es una tradición que trata de salvaguardar principios y valores tales como la libertad y el derecho de los individuos. Mientras que la democracia es una vía para elegir líderes políticos, el liberalismo constitucional es el respeto a los ciudadanos basándose en la constitución y sus principios. Ya en 1997 Zakaria advertía que aunque 118 de 193 países podían ser considerados “democráticos” (lo cual teóricamente significa que se suponía que eran gobiernos legítimos), en la mayoría se abusaba de la autoridad ejecutiva en diversos grados. Zakaria inclusive utilizó como ejemplo lo que sucedía en el Perú y en la Argentina como ejemplos de prácticas iliberales, mencionando que el presidente Fujimori anuló la constitución vigente, controlaba todos los poderes del estado y que el presidente Menem había producido más decretos ley que todos los presidentes Argentinos anteriores. La práctica de un gobierno autoritario aunque democráticamente elegido puede mellar al pensamiento liberal moderno. El iliberalismo puede imponerse más fácilmente debilitando a la prensa, al poder legislativo, al poder judicial y asegurando el apoyo de las fuerzas armadas a través de diversos medios, incluyendo la corrupción. El iliberalismo mella la continua evolución de la democracia liberal hacia estadios más justos. El iliberalismo (que va de mano en mano con el populismo) debilita el orden mundial y, si es conducido por poderosos gobiernos nacionalistas autoritarios, podría desarticular el precario orden internacional, especialmente si al interior de los grandes países sus autoridades electas deciden que es innecesario tratar de ponerse de acuerdo ya que en un mundo con poblaciones empoderadas, para lograr las medidas políticas que desean lograr, pensarán que hay que imponerse a como dé lugar. La sensación de inseguridad económica y cultural puede ser exacerbada para imponerse. No confundir el término "liberalismo" económico usado para referirse al capitalismo del libre mercado y a la derecha y no confundir ese término con la extrema liberación de las restricciones al capital asociado al "neoliberalismo" que propicia el libre desenvolvimiento de las transnacionales. Pero hay un "liberalismo" que es de principios en favor de la libertad humana y propio de la democracia liberal, el cual se centra en la aplicación práctica del respeto a las libertades civiles. Ese ideal no debe confundirse con el "liberalismo" de los negocios y no debe abandonarse sino más bien... perfeccionarse. Ese "liberalismo" no solo depende de las elecciones legítimas puesto que la corrupción, los grandes intereses personales y del capital, la manipulación populista de temores y resentimientos, el control de las instituciones estatales y la apatía ciudadana pueden destruir (al interior de las democracias representativas) las libertades civiles y la capacidad que los ciudadanos podrían tener de gobernarse a sí mismos. Luego de años de crecimiento cuantitativo (relativo y con reveses) en el número de democracias en el mundo y debido a efectos como la globalización del empleo, la permisividad neoliberal para con las transnacionales, la automatización, la migración, la avasalladora competencia china, el estancamiento de los sueldos, hoy vuelve a surgir la desconfianza, la frustración y la intolerancia en considerables segmentos de la población que antes se sentían seguros. Y en esta situación las izquierdas que supuestamente existen para defender al débil, no han sabido efectivamente ayudar a las poblaciones disminuidas que justamente el día hoy frecuentemente apoyan a esos populismos (solo parcialmente) "anti sistema" que los utilizan para entronizarse en el poder y aprovecharse aun más. Es una desconfianza, frustración e intolerancia contra el cambio del estatus personal y contra algún "otro" al que se le achaca la pérdida. Es una situación que, sin embargo, busca soluciones radicales y es aprovechada por populistas y carismáticos, los de izquierda y los de derecha. Críticas simplonas pero directas y sin tapujos, fácilmente comprensibles para masas de personas con bajos niveles de educación, frecuentemente una crítica que entra en la cacofonía de todos contra todos, definiéndose movimientos políticos en relación a un "otro", a un opositor o enemigo al que se le achaca los males. Nos hallamos ante una situación muy seria, incierta y precaria, con un Donald Trump autoritario y narcisista al mando de la fuerza militar más poderosa de la Tierra; un presidente electo ya amenazando a la prensa libre antes de tomar el poder y simultáneamente rodeándose de lugartenientes ultra capitalistas y/o militaristas y/o teocráticos que también creen más en el poder regresivo y duro de la imposición (para preservar su sentido de EXCEPCIONALISMO) que en el poder más suave y evolutivo de las ideas que se exponen (que pueden irse mejorando) y de los acuerdos internacionales. Ante la decadencia institucional, del modelo civilizador y la decadencia de las derechas y las izquierdas convencionales (de las cuales podría decirse que en parte intentaban trabajar de forma moderada, alternándose en el poder) hay que atreverse a pensar de forma original y osada para encontrar alternativas prácticas que podamos implementar (aunque sea gradualmente para ver si funcionan) aunque sea experimentalmente cuando surja un suficiente consenso y voluntad política que si continuamos aferrándonos a los sistemas conocidos podríamos no solo caer en la no-gobernabilidad y caos a nivel internacional sino hasta terminar destruyendo el ecosistema y el orden mundial en el cual, a pesar de todo, hemos contenido por décadas la posibilidad de una guerra atómica. Comentario por Giorgio Piacenza Enlace a artículo de 1997 de Fareed Zakaria: https://msuweb.montclair.edu/~lebelp/FZakariaIlliberalDemocracy1997.pdf

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